Introducción: Estamos estudiando Mateo
7:1-12.
“1No juzguéis, para que no seáis
juzgados. 2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y
con la medida con que medís, os será medido. 3¿Y por qué miras la
paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu
ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la
viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu
hermano. 6No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas
delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. 7Pedid,
y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.8Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. 9¿Qué hombre hay de
vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le
pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo
malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 12Así
que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”
(Mi enseñanza de este
pasaje tiene siete divisiones. Aquí
tenemos la sexta. Más tarde volveremos a la quinta enseñanza.)
I. LA
PRECAUCIÓN AL JUZGAR – Mateo 7:1-2
II. EL
PROBLEMA AL JUZGAR – Mateo 7:3-4
III. LA PREPARACIÓN PARA JUZGAR – Mateo 7:5
IV. LA PROHIBICIÓN AL JUZGAR – Mateo 7:6
V. LA
PETICIÓN ANTES DE JUZGAR – Mateo 7:7,8
VI. LA POSDATA EN CUANTO A JUZGAR – Mateo 7:9-11
VII. LA PREEMINENCIA EN
CUANTO A JUZGAR – Mateo 7:12
Nuestro texto para la sexta enseñanza se encuentra en
Mateo 7:9-11. Nuestro
primer propósito en este estudio es aprender que nos enseña Dios en cuanto a
JUZGAR, en el contexto de como un padre
debe juzgar a sus hijos. Este pasaje es
asociado especialmente con un padre
espiritual guiando a su rebaño espiritual.
VI. LA POSDATA EN CUANTO
A JUZGAR - Mateo 7:9-11
“9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan,
le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una
serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan? (7:9–11).
El párrafo que
estamos estudiando en cuanto a juzgar
juicios justos solamente tiene 12 versículos.
La posdata
en cuanto a juzgar que se halla en versículos 9-11 es una declaración reducida,
redactada con cuidado y destreza.
Que el esposo es la cabeza del hogar se enseña a través
de las Escrituras, comenzando con Adán y Eva. (Nótese Gen. 2:24).
A. LA
RESPUESTA DEL PADRE HUMANO A LAS PETICIONES DE SUS HIJOS - Mt. 7:9,10
1. La respuesta
del padre a la necesidad de su hijo para comida - Mt. 7:9
“¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le
pide pan, le dará una piedra?” (7:9).
El pan de aquellos tiempos probablemente era
pequeño, como de ½ pulgada de grueso y 3 pulgadas en diámetro. Un padre no levantaría una piedra que parece
un pedazo de pan para dar a su hijo.
Esto le hubiera quebrado los dientes. ¿ENTONCES QUÉ?
Cuando yo tenía como doce años, me invitaron a una
fiesta especial. Para mí era muy especial porque era para adultos. Se iban a juntar en la casa de un Señor Parr
para festejar a unos recién casados. Él
ya era casado y tenía como 25 o 30 años de edad. Muchos lo conocíamos como muy mezquino. Pero se anunció que iban a servir sándwiches
de salami para esta ocasión especial. Yo
estaba muy emocionados. Para nosotros
que vivíamos en el rancho y raras veces teníamos la oportunidad de ir a la
tienda del pueblo, era algo muy especial.
La verdad es que yo nunca había comido un sándwich de salami. En estas fiestas se acostumbraba jugarle bromas
a los recién casados, pero los que hicieron los sándwiches decidieron jugarle
una broma al Señor Parr. Alguien hizo un
sándwich especial con todo y lechuga y tomates.
Sirvieron a todos los invitados primero y al fin al Señor Parr. Habían cortado un pedazo de cámara de aire
roja y la sustituyeron por el salami. Yo
estaba sentado frente al Señor Parr y noté que mordió su sándwich y salieron
lechuga y tomate, pero el salami regresó al pan como un resorte. Todos se rieron menos yo y creo que en seguida
se estaban riéndose de mí también. Al fin el Señor Parr se dio cuenta de lo que
pasaba y se acabó el chiste.
2. La respuesta
del padre a la necesidad de su hijo para comida espiritual - Mt. 7:10 [¿???}
“¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?” (7:10).
Un
pescado era la comida normal que un padre le hubiera provisto para su hijo, aún
en una excursión. Por cierto un padre no
hubiera sustuído un serpiente vivo para la carne como algunos se han imaginado. La serpiente estaría cocida y preparada
correctamente. Podría ser
delicioso. Pero un padre Judío no
hubiera hecho tal cosa porque ofendería la fe de su hijo y también la fe de la
persona que cocinó la serpiente muerta. Aquí
Jesús está diciendo que un padre no violaría intencionalmente las leyes dietéticas
de la fe de su familia.
Por
ejemplo, por supuesto un padre Judío no le daría un puerco vivo a su hijo para
que lo comiera, pero tampoco le hubiera
dado unos deliciosos chicarrones frescos
Hace
unos años un muchacho de dieciocho años me estaba ayudando a domar caballos. El vivía en el campo a unas millas al
norte de Edinburg. Un
día me llamó muy entusiasmado para que
viera un cascabel que él había matado. Cuando llegué él tenía la serpiente colgado en
un árbol, ya despellejado. Nunca había
visto un cascabel tan grande--tenía como seis pies de largo y dos pulgadas en
diámetro. Le dije al muchacho, “¡Qué
carne más bonita!” Él respondió, “Pensé
que le gustaría,” y quiso dar me una porción grande. Dijo que había suficiente carne para varias
familias. No quise ofender al joven que
me quería hacer tan grande favor, pero le dije que yo no acostumbraba comer
serpiente.
No sería contra la ley para nosotros comer
serpiente desde que Pedro vio la visión en Hechos 10, pero era prohibido en el
Antiguo Testamento.
(Lev. 11:21) “Pero esto comeréis de todo insecto
alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere piernas además de sus patas para
saltar con ellas sobre la tierra;
(Lev. 11:41) “Y todo reptil que se arrastra sobre
la tierra es abominación; no se comerá”.
(Lev. 11:42) Todo
lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de
todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es
abominación.
La Pascua fue instituida para que se observara en
los hogares. (Nótese Ex. 12:1-4). Los padres terrenales eran responsables
para el bienestar de la familia.
B. LA RESPUESTA DEL PADRE CELESTIAL A LAS PETICIONES DE SUS HIJOS - Mt.
7:11
1. La Ilustración de un padre terrenal - Mt. 7:11a
“Pues si vosotros, siendo
malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos” (7:11a).
Jesús habla primeramente de lo depravado que es
toda la humanidad en la frase “vosotros, siendo malos”.
Pero hablando aquí en cuanto a juzgar juicios justos, quito la excusa
de negligencia o indiferencia de parte de los padres en cuanto a hacer
decisiones correctas acerca de sus hijos.
Cristo añade, “[Vosotros los
padres] sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos” (7:11a).
Sabemos cuanto necesitamos a maestros dotados que Dios ha dado a su iglesia.
(Ef. 4:11–12) “11Y él mismo constituyó
a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores
y maestros, 12a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo.”
(1 Cor. 12:28) “Y a unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los
que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas”.
Se necesitan maestros
en la iglesia local, pero el papel de maestro
es diferente al de un padre. El Apóstol Pablo escribió a la iglesia de los
Corintios: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os
engendré por medio del evangelio. (I Cor. 4:15).
(Fil. 2:19–22) “19Espero en el Señor
Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al
saber de vuestro estado; 20pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y
que tan sinceramente se interese por vosotros. 21Porque todos buscan
lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. 22Pero ya conocéis los
méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el
evangelio.”
En efecto, el Señor dice
que Ustedes SABEN como cuidar a sus hijos y como castigar a sus
hijos—esto tiene que ver con juicio
paterno.
(Heb. 12:5–9) “5y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige,
diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando
eres reprendido por él; 6Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por
hijo. 7Si soportáis la disciplina, Dios os trata
como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes,
entonces sois bastardos, y no hijos. 9Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por
qué no obedeceremos mucho mejor al Padre
de los espíritus, y viviremos?
2. La importancia
del Padre celestial - Mt. 7:11b
“¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos
dará buenas cosas a los que le pidan?” (7:11b).
(2 Cor. 6:11–18) “11Nuestra boca se ha
abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. 12No
estáis estrechos en nosotros, pero sí sois
estrechos en vuestro propio corazón. 13Pues, para corresponder
del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros. 14No
os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15¿Y
qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16¿Y
qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré
su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17Por
lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo
inmundo; Y yo os recibiré, 18Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso.
Ahora
quiero volver a Hebreos 12:5-9, el cual también nos enseña la preeminencia de
la paternidad celestial.
(Heb. 12:5–9) “5Y habéis ya olvidado la
exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies
la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota
a todo el que recibe por hijo. 7Si soportáis la disciplina,
Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no
disciplina? 8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9Por
otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos.
¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al
Padre de los espíritus, y viviremos?”