Thursday, October 2, 2014

JUZGAD SEGÚN LOS JUICIOS DE JESÚS - División VII

  Mateo 7:1-12
“1No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. 6No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. 7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 12Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”

 (Mi enseñanza sobre este pasaje tiene siete divisiones.  Aquí tenemos la séptima.)

  I.  LA PRECAUCIÓN AL JUZGAR – Mateo 7:1-2
 II.  EL PROBLEMA AL JUZGAR – Mateo 7:3-4
III.  LA PREPARACIÓN PARA JUZGAR – Mateo 7:5
IV.  LA PROHIBICIÓN AL JUZGAR – Mateo 7:6
 V.  LA PETICIÓN ANTES DE JUZGAR – Mateo 7:7,8
VI.  LA POSDATA EN CUANTO A JUZGAR – Mateo 7:9-11
VII. LA PREEMINENCIA EN CUANTO A JUZGAR – Mateo 7:12


VII.  LA PREEMINENCIA EN CUANTO A JUZGAR  - Mateo 7:12
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (7:12).

Este versículo generalmente se llama “la regla de oro”, y debe ser fácil de explicar.  Es conciso, es claro, y manda tener caridad hacia todos.  Expresa un principio que muchos han usado a través de los siglos. Hay dos maneras comunes de expresar la idea de este versículo, uno negativo, y el otro positivo.

Muchos filósofos históricos dieron la interpretación negativa antes de que Jesús viniera a la tierra, entre ellos Confucio y Sócrato.  Enseñaban “lo que uno no quiere que otros le hagan, no lo haga a ellos”.  Pensandolo bien, una persona sincera podría obedecer esta regla no haciendo nada para que nadie hiciera nada en contra de él.

Pero cuando Jesús declara al final de su enseñanza en cuanto a juzgar juicios justos:  “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”, no solamente manda que no hagamos mal, pero que sí hagamos bien a los demás.  Además, cuando agrega “Esto es la ley y los profetas”, nos enseña que esto fue el propósito de todas las leyes del Antiguo Testamento que tienen que ver con las relaciones entre personas.

Hay personas que profesan ser cristianos que llaman a esta “regla de oro” el evangelio, como si fuera todo lo necesario para ir al cielo, pero se equivocan.  Cuando yo tenia dieciocho años, trabajaba por un señor joven que tenía una hacienda, y me hospedaba con él y su familia.   Ellos me llevaban a la iglesia.  Pero unos años después, él dejó la iglesia y dijo que manejaba su vida por “la regla de oro”.  Que yo sepa, nunca volvió a la iglesia.

Parece que la “regla de oro” era la filosofía del joven rico que llegó corriendo a Jesús queriendo saber somo ser salvo.  (Nótese Mt. 19:16-22, 23-30; Mr. 10:17-22, 23-31; Lc. 18:18-23, 24-30).  Este joven pensó que podía salvarse por medio de hacer buenas obras, especialmente por ayudar a otras personas.  Pero Jesús le mostro que esto no era cierto.  En este relato que se repite tres veces en la Biblia, se ve que Jesús no enseñó la salvación por obras.

Hemos visto las maneras negativas y positivas de ver la “regla de oro”.  Proverbios 24:29 expresa la idea  opuesta: “No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra”, es decir, no vengarse.  Levítico 19:18a dice: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo”.  Y el Apóstol Pablo dice en Romanos 12:19: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.

He oido a unos que dicen bromeando, “Hazle [mal] al otro antes de que él te lo haga.”  Aunque lo dicen en broma, ciertamente unos tienen esa costumbre.  ¡Esto ess aún peor que vengarse!

Cristo dice que su mandamiento con que termina su enseñanza sobre juzgar juicios justos, que llaman la “regla de oro” es “la ley y los profetas”, o sea es un resumen de todo lo que enseña el antiguo testamento en cuanto a como tratar a los demás. 

En Mateo 22:35–40 leemos: “35Y uno de ellos [los fariseos], intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38Este es el primero y grande mandamiento. 39Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

El Apóstol Pablo escribe a los Romanos:” 8No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”  (Ro. 13:8–10).

Y otra vez, escribiendo a la iglesia de Galacia dice: “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gal. 5:14).  Además les dice en Gálatas 6:10: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.

Aquí vemos unos de los pasajes en el antiguo testamento que enseñan el primer gran mandamiento:

(Ex. 20:5–6)  “5No te inclinarás a ellas [las imágenes], ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

(Dt. 30:19–20) “19A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;  20amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar”.

(Jos. 24:14–15) “14Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. 15Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.

(I R. 18:21) “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”.

Conclusión:  Al pensar en como tratar a otras personas de acuerdo con Mateo 7:12, el pasaje que viene a mi mente es 2 Pedro 1:1-12. 

(2 P. 1:1–12) “1Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 12Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente”.