CUERPOS CELESTIALES - I

Primera parte

Por David Etheridge, 1982

¡Rin-Rin! ¡Rin-Rin! El teléfono timbró incesablemente en la oficina adornada con un letrero sencillo con letras doradas que decían ‘CUERPOS CELESTIALES’.  No se trataba de la oficina de una agencia para modelos, ni era un planetario, ni fue un observatorio.  El teléfono estaba por saltarse del escritorio del ángel a cargo de la oficina celestial de empleos, Calle Central, el Cielo.

Fue el Anciano de Días en la línea, y aunque todos los negocios celestiales son importantes, Pudente, el ángel a cargo de Cuerpos Celestiales, sentía una urgencia especial en el aire.  El último evento había tomado lugar hace más de cuatrocientos años terrenales.  Y aunque esto no es mucho tiempo según se mide el tiempo en el cielo, Pudente presentía que ya era tiempo para algo realmente dramático.  No quiero insinuar que uno puede aburrirse en Cuerpos Celestiales, entiendes, porque además de coordinar los mandados de legiones y legiones de ángeles, había un número creciente de residentes humanos también.  Ellos insistían que habían venido a la Ciudad para trabajar, y estaban deseosos de estar ocupados.  Inclusive, los residentes jóvenes querían ayudar, y Pudente les dejaba organizar la vestimenta de los cantantes del coro, distribuir volantes, y cambiar las banderas decorativas en el área de la cancha. Pero todo esto era rutinario, y ahora Pudente ponía toda su atención al Anciano de Días, que quería explicar a Pudente su plan.

El cumplimiento del tiempo había llegado, explicó él, para pagar el precio de la redención del hombre.  La fase número uno debía de ponerse e acción.  Pudente extendió la punta de su pantufla dorada para cerrar la puerta.  Sabiendo que esta iba a ser su Gran Oportunidad, no quería ser distraído con los sonidos del ensayo del coro.

“Disculpe, Señor,” Pudente le interrumpió con cortesía, “Sólo tengo una pregunta antes de comenzar, si me permites la indiscreción.”  El Venerable le permitió hacer su pegunta.  “Bueno, Señor,” comenzó Pudente cautelosamente, “La Ciudad ya tiene una población cuantiosa de habitantes terrestres.  Lo que quise decir, Señor, si puedo inquirir respetuosamente, es ¿Cómo han sido admitidos, si el precio de su redención no ha sido pagado?”

El Rey no estuvo impaciente con Pudente, sino que le dio gusto la pregunta, igual que la respuesta.  “Pudente,” le dijo, “tú eres un ángel de negocios.  Tú sabes que la diferencia entre una compra con dinero en efectivo y una compra a crédito es el tiempo del pago.  El precio de la compra con efectivo se paga en el momento de la transacción, mientras que el precio de un artículo comprado a crédito se paga en un tiempo futuro.”

Pudente comprendió.  “¡Han sido redimidos a crédito, exclamó con emoción!”  El Rey continuó, “Sí.  Tú recuerdas los sacrificios.  Los sacrificios eran como notas de crédito que yo he aceptado hasta que el verdadero Cordero de Dios es dado como el pago perfecto para toda iniquidad.”

Pudente estaba satisfecho consigo mismo por entender este misterio, que había sido tema de mucha especulación.  Con la satisfacción de su recién adquirido conocimiento, Pudente dijo, “Podría decir que fueron salvos por medio de la fe.”

“Exactamente,” replicó el Rey.  Pudente sabía por su tono que ya estaba listo para explicar el plan.

El plan tenía cuatro elementos.  Primero, se necesitaría un profeta para traer las buenas nuevas a los pobres.  En segundo lugar, un nuevo regidor tendría que suceder al rey David.  Entonces una vida perfecta tendría que ofrecerse como el cordero de Dios para expiar los pecados, y en cuarto lugar, un sacerdote tendría que ofrecer este sacrificio.  Pudente prometió hacer lo mejor que pudiera.  No había escasez de trabajadores de buena voluntad, pero Pudente sabía que esto iba a requerir lo mejor que el cielo tenía que ofrecer.  Pudente colgó el teléfono y empezó a trabajar.    (…Se continuará…)

Preguntas para estudiar y pensar:

¿Por qué dice que no había pasado nada muy especial por cuatrocientos años terrenales?

¿Dónde en la Biblia se menciona “El Anciano de Días.” (Está tres veces en un libro.)

¿Dónde en la Biblia dice “en el cumplimiento del tiempo”?  ¿Qué quiere decir esta expresión?

¿Por qué era necesario que el Salvador fuera “profeta, sacerdote, y rey”?