CUERPOS CELESTIALES - III

Parte tres

Por David Etheridge

Pudente despidió a los sacerdotes, pero se dirigió a Abel y a Zacarías.

“El comité hará la recomendación,” les dijo, “y el Rey mismo hará la decisión final.  Pero desgraciadamente, debo informarles que sólo una vida perfecta puede darse como ofrenda para el pecado.  Sus nombres serán sometidos como sacerdotes únicamente.”

Ellos comprendieron.  Pudente entonces dirigió su atención a la segunda mesa, donde estaban los solicitantes para rey, tanto hombres como ángeles.  Pudente no estaba seguro si se estaba haciendo progreso, aunque sólo quedaban dos filas más que atender.  Pidió la sabiduría divina para tratar con este asunto que le parecía imposible.  Inmediatamente divisó unas cartulinas del Departamento de Registros y Estadísticas.  Estudiándolas un rato, Pudente descubrió algo significante—que mientras los ángeles habían gobernado unos a otros, y habían administrado el reino de Dios en todo el universo, ninguno de ellos había gobernado a hombres.  Con un sentido de satisfacción, Pudente habló brevemente con el entrevistador, quien dio su asentimiento. 

Se hizo el anuncio, y los ángeles reyes salieron de la cola y regresaron a sus actividades normales.  Durante la conmoción de ángeles saliendo, uno de los otros solicitantes para rey alzó su mano y le hizo entender a Pudente que quiso hablar con él.  Era el rey David.  Modestamente confesó que su vida no había sido perfecta, ni mucho menos, pero que en la estima de Dios, su corazón era perfecto para con él.  Es más, David había ofrecido dar su propia vida por la del pueblo después de su error de enumerar al pueblo.  Si un hombre podía regresar a la tierra, entonces ¿por qué no lo podía hacer él mismo?  Pudente estuvo de acuerdo, y después de despedir a los demás solicitantes, él tuvo una consulta con el entrevistador.  Luego Pudente le dijo unas palabras más a David.

“Tus palabras son buenas y sabias,” le dijo, “y nuestros registros no revelan un candidato más favorable para rey que tú.  Pero tengo que recordarte que sólo una vida perfecta puede darse como ofrenda para el pecado.  Entonces estamos recomendado tu nombre al comité para rey solamente.”  David entendió. Pudente regresó a Cuerpos Celestiales para un té y unas galletas.

Con fuerzas renovadas, pero con más y más preocupación, Pudente regresó a la Plaza para tratar con la fila de los profetas.  Tomando el micrófono, Pudente empezó su plática: “Todo el mundo sabe que nosotros los ángeles siempre nos hemos destacado como mensajeros.”  Su plática fue interrumpida por los ángeles que echaron una porra por si mismos.  “En verdad, los siervos de Dios son llamas de fuego, entre los cuales Miguel y Gabriel tienen el honor de haber dado el servicio más excepcional.”  Subió otra porra por Miguel y Gabriel.  “Sin embargo,” dijo Pudente a continuación, “ustedes saben que la vida perfecta que será sacrificada por el pecado tendrá que darse por un hombre, como fue anunciado previamente.  Habiendo fallado en nuestra búsqueda de una vida perfecta entre los sacerdotes y reyes, tendremos que buscar entre los profetas, y el escogido tendrá que hacer un papel doble.  Me da tristeza decirles que los solicitantes angelicales pueden ser despedidos.”  Las huestes de ángeles heraldo salieron de la fila tristemente, porque cualquier de ellos hubiera dado su vida si se les hubiera dado la oportunidad.

 (. . . Se continuara. . .)

Preguntas para estudiar y pensar:

¿Dónde se encuentra en la Biblia que el Rey David ofreció dar su vida por el pueblo?

¿Dónde dice en la Biblia que el Rey David tenía el corazón perfecto para con Dios?

            ¿Por qué no calificaban los ángeles?